Como toda escuela
budista, el zen tiene su raíz en la India, aunque sólo en China adquiere su forma definitiva. La
palabra zen es la pronunciación en japonés
de la palabra china chan (禪), que a su vez deriva
de la palabra sánscrita dhiana, que significa ‘meditación’.
El zen emergió desde
distintas escuelas de budismo y fue registrado primero en China en el siglo VII,
luego se dispersó hacia el sur a Vietnam y al este a Corea y Japón.
LOS
JARDINES ZEN
El karesansui (枯山水) es un estilo de jardín japonés seco que consiste en un campo de
arena poco profunda y que contiene arena, grava, rocas
y ocasionalmente hierba,
musgo
y otros elementos naturales; son utilizados como forma de meditación
por los monjes
Zen japoneses.
Son
jardines-escena, y por tanto de dimensiones limitadas (como mucho 10x30 metros).
La arena rastrillada representa el mar, en torno a las rocas se rastrilla en
anillos, como si estas formaran ondulaciones en el agua. En el resto del
jardín, se rastrilla en paralelo a la plataforma.
Los jardines Zen son una fuente de
tranquilidad y energía, representan el camino de la vida y el del universo.
La tranquilidad
que ofrece un jardín Zen se obtiene de las figuras que se van formando y los
elementos que la integran. Esta se encuentra en la relación que cada objeto
tiene y las reflexiones que despiertan en nuestro interior.
El Jardín Zen hace que nuestra mente
descanse, concentrándola en un solo punto, logrando así despejarla de nuestros
miedos, de la angustia y la ansiedad.
La Tierra y/o arena, representan la plataforma sobre la que existimos,
elementos que absorben y reciclan la energía. Estos elementos neutralizan las
frecuencias nocivas, los pensamientos, las emociones, actitudes o las energías
negativas.
Las Rocas, representan los obstáculos con los que nos
enfrentamos en nuestra vida. Simbolizan las experiencias por las que
transitamos y de las que aprendemos.